La propuesta de la consulta del 9 de Noviembre en Cataluña ha provocado la división política entre los que exigen poder votar porque es legítimo y los que se niegan porque es ilegal. Sin pretender entrar en debates políticos, ni tecnicismos legales ni constitucionales, hoy nos trasladamos a la antigua Grecia para ver cómo también la legalidad y la legitimidad eran temas de debate. De hecho, a menudo, las tragedias griegas presentaban argumentos en el que el personaje principal tenía que escoger entre la legalidad, traicionando sus principios pero que le proporcionaba aceptación social, o la legitimidad que le conducía hacia un destino fatal pero mostraba la fidelidad a sus principios.
Para hacerlo, recurrimos a Sófocles y su obra "Antígona".
¿Qué cuenta la historia de Antígona? En Tebas, pasada una guerra cruenta,
la joven Antígona, hija de Edipo, quiere dar sepultura al cadáver de su
hermano Polinices, general muerto en combate; pero el tirano Creonte,
su tío, considera a Polinices un traidor y le niega las honras fúnebres.
Violando la prohibición, Antígona se rebela e intenta enterrar a su
hermano. Capturada, Creonte de nuevo castiga: la doncella morirá de
hambre y sed en una cueva sellada en la montaña; finalmente, se
suicida.
En este breve texto, se contraponen las leyes del hombre y las divinas, entre lo legal; lo que Creonte exige que no haga Antígona, y lo legítimo, dar sepultura a Polinices y permitir su viaje hacia el Hades.
CORO. Andan por ahí montones de cosas formidables, pero
ninguna más formidable que el hombre. Esa cosa que es el hombre avanza
incluso al cabo de las rutas del grisáceo mar con borrascoso ábrego,
atravesándolo bajo la amenaza de oleajes que braman en su derredor.
Y a la tierra, óptima entre los dioses, inagotable e infatigable, la va
desgastando, al voltearla sus arados año tras año, y cultivarla con la
raza equina.
ANTÍSTROFA 1. Y el circunspecto hombre echa el lazo a
la familia de los pájaros de prontos reflejos y se los lleva, y también
la estirpe de las fieras salvajes y las marinas criaturas del océano con
entramadas y bien trenzadas redes. Y con ardides consigue dominar la
agreste fiera montívaga, y ha de llegar a someter al yugo, que circunda
la testera, al caballo cuyas crines caen a uno y otro lado del cuello y
al indómito toro de los montes.
ESTROFA 2. Y aprendió por sí solo el lenguaje y las
ideas etéreas y los comportamientos que imprimen un orden a las
ciudades, y a esquivar los dardos de las escarchas que dificultan la
estancia a la intemperie, y los dardos que conlleva una molesta borrasca
¡el hombre con soluciones para todo! No hay evento al que se enfrente
sin soluciones. Únicamente no se procurará escapatoria del Hades. En
cambio, tiene ya concebidos medios de escapar a enfermedades hasta ahora
incurables.
ANTÍSTROFA 2. Pero aun poseedor, más de lo que cabe
imaginar, de cierta astucia, que es la que le proporciona su habilidad
se desliza unas veces en pos del descalabro, otras del éxito. Si
entrelaza las normas de la tierra y la justicia de los dioses
permaneciendo fiel al juramento prestado ¡he ahí un ciudadano de
primera!
Pero ¡sea privado de la condición de ciudadano, en pago a su osada falta
de escrúpulos, aquél con quien convive el desdoro: ojalá que ni
comparta conmigo el hogar ni esté entre los que piensan igual que yo
quien, así se comporte.